Por:
Andres
Peña Mejia
Imagínate
caer en una selva, abandonado(a) y solo(a), con miedo sin saber qué sucederá
dentro de los siguientes días, en manos de la voraz naturaleza, la selva densa y
oscura; si no sabes técnicas de supervivencia con suerte lograras escapar con
vida, lesionado de por vida, te sentirías inseguro(a) ¿verdad?, pero si logras
adaptarte al mejor estilo de Bear Grylls, y mejor, la naturaleza te asegura que
llegaras con vida a tu destino sin importar tu condición, probablemente sientas
una satisfacción y la certeza por tu futuro. Es así como Bauman describe sus
dos modernidades, la “liquida”, llena de incertidumbre e inseguridad y la
“solida”, segura y cierta.
Nuestros
abuelos y abuelas concuerdan en que la generación ha cambiado, que los jóvenes
obedecemos a una lógica distinta a la que ellos manejaron durante años junto a
sus padres, ¿Quién diría que en realidad si es cierto? Es realmente evidente
los cambios que ha sufrido la humanidad en diferentes esferas de la vida,
cambios en las maneras de trabajar, cambios en la manera de comunicarnos,
igualdad de sexos, etc. Bauman no se equivocaba al separar su modernidad
“liquidad” de la modernidad “solida”, la primera nos expone una actualidad
donde prevalece el cambio, el cual es el agente regente para el desarrollo, ya
que es necesario e inherente en nuestra lógica moderna. El cambio constante
significa innovación, más posibilidades de desarrollo, mayor creatividad pero
también un reto de adaptación significativo, un cambio de la seguridad a la
incertidumbre, los retos para esta modernidad liquida involucran una lógica
basada en fundamentos flexibles, y valores contextuales para el individuo.
Zygmunt
Bauman es un sociólogo, filósofo y ensayista
polaco sobreviviente al holocausto nazi, fue militante del partido
comunista en la unión soviética y ganador del Premio Europeo Amalfi de
Sociología y Ciencias Sociales en 1989, Premio Theodor W. Adorno en 1998 y el
premio Príncipe de Asturias de Comunicación y Humanidades en el 2010
(Wikipedia) . En el año de 1999 Zygmunt Bauman nos revela una de sus obras más
significativas “La modernidad liquida”.
Los fluidos se
desplazan con facilidad, fluyen, se derraman, se desbordan, salpican, se vierten,
se filtran, gotean, inundad, rocían, chorrean, manan, exudan, a diferencia de
los sólidos, no es posible detenerlos fácilmente, sortean algunos obstáculos,
disuelven otros o se filtran a través de ellos, empapándolos-. Emergen
incólumes de sus encuentros con los sólidos, en tanto que estos últimos- si es
que siguen siendo solidos tras el encuentro, sufren un cambio: Se humedecen o
empapan. La extraordinaria movilidad de los fluidos es lo que los asocia con la
idea de levedad (...) Asociamos levedad o liviandad con movilidad o
inconstancia: la practica nos demuestra que cuanto menos cargados nos
desplacemos, tanto más rápido será nuestro avance. -Zigmunt
Bauman, modernidad liquida, 2004, fondo de cultura económica, Pag: 8 –
La
metáfora de “liquida” nos habla de una actualidad adaptable a los contextos,
que humedece lo que toca y se filtra entre los obstáculos para optar por otra
forma, estos cambios obedecen a diferentes avances tecnológicos que permiten
diferentes maneras de interacciones en el campo laboral como en el ámbito
social. Los modelos laborales actuales han sufrido tantos cambios que la
certeza de permanencia en un estadio laboral es impredecible, el mundo está en
constante movimiento y debido a la cantidad de aspirantes calificados a un mismo
puesto de trabajo, estos rotan constantemente a petición de los mismos
aspirantes.
En
tanto a las interacciones personales en un mundo “liquido” no existe certeza
alguna, el lenguaje sistematizado ha creado nuevos modelos de relaciones en la
cuales abren la puesta al cambio. Bauman lo llama “amor liquido” en el cual no
funciona la emocionalidad del todo, el modelo de relación se reemplaza por
“conexiones” que pueden ser reemplazadas cuando estas quedan obsoletas; y es
que la modernidad nos afecta a todos dentro de la gran variedad de esferas
existentes (Política, social, tecnológica y emocional).
Los
jóvenes tenemos casi la obligación de aprender el arte de la adaptación casi
como una regla de supervivencia, de no ser así, el modelo nos dejaría atrás,
obsoletos por completo. En dicha lógica, la incertidumbre prospera por doquier,
por muy cómodo o incomodo que resulte, la sensación de seguridad pierde sentido
y nos hallamos en la ola de nuestra modernidad sin tener la certeza de dónde vamos. Crecimos educados para un camino
seguro (Crecer-Educarse-Trabajar-Familia-Pensión-Morir), ahora el mundo nos
muestra otra cara, y nosotros debemos cambiar nuestro calzado para recorrer el
nuevo camino, sabiendo que la única certeza que tenemos es que en algún momento
esto cambiara.
Como
la metáfora lo indica somos el líquido de nuestra propia modernidad, cambiamos
fácilmente y al ritmo que se necesite, sin embargo ¿Qué hay detrás de los
cambios? ¿A qué se debe que estos cambios se den? ¿Son de manera arbitraria o
planificada? Dicha modernidad liquida
debe tener un recipiente (independientemente de la forma que adopte) para
mantenerse, de lo contrario sería la anarquía de cada quien por su lado. Es
cierto que actualmente estamos en función de los avances tecnológicos y que
estos influyen directamente en nuestras prácticas sociales, es por esto que
debemos ser cautelosos y observar a las personas que están detrás de estos
avances ¿Nos está brindando avances productivos? ¿Qué perdemos con los avances?
¿Qué ganamos? ¿En realidad no están favoreciendo? En esta modernidad las reglas
las pone el mercado y el poder político es por eso que tenemos una
responsabilidad extra en nuestra modernidad, ser actores de cambios en función
de una estabilidad moral y ética que permitan que los cambios que se generen y
los avances que logremos favorezcan al desarrollo real de la humanidad.
Esta
modernidad liquida está regida bajo marcas económicas que nos encierran en su
trampa, vendiéndonos innovación y facilidad, pero este maquinismo demencial
solo nos venda los ojos ante la lógica que el mercado manipula; a mayor número de cambios, más flexible es el mercado
y por tanto mayores ingresos para las grandes compañías. Se nos vende libertad
pero lo que recibimos es una cuota extra de un nuevo modelo de esclavitud, la
dependencia tecnológica. ¡Claro! La tecnología nos brinda oportunidades
innumerables que antes no obteníamos fácilmente, pero más allá de eso, las
compañías esconden la lógica del capitalismo salvaje sin tener en cuenta las
consecuencias que esto puede tener. Tan rápido van los cambios en esta
modernidad, que no tenemos tiempo para cuestionarnos, si no para actuar, no
criticamos, solo aceptamos dar el paso hacia el nuevo molde sin preguntar quién
lo diseño.
Un
sistema que favorezca el desarrollo acelerado no debe dejar la educación moral
en manos de un contexto, los valores deben ser enseñados y sustentados para que
los futuros moldes para nuestra modernidad “liquida” sean verdaderos ejemplos
de desarrollo y no de salvajismo donde funciona la lógica del “Sálvese quien
pueda”, una modernidad donde nuestros desarrollos no nos esclavicen, ya que
servirán para facilitar la vida y que la incertidumbre tenga como fundamento un
eje confiable.
Reflexionemos
sobre el poder que le brindamos a los políticos para velar por nuestros
derechos adquiridos a lo largo de la historia, este poder puede ser una
enfermedad si no se le trata con cuidado, detrás de estos desarrollos
económicos estamos pagando con sangre la perdida de lo que nuestros antecesores
ganaron con sudor; que no nos distraigan tecnologías innecesarias que nos
envuelven en el ciclo del consumismo
masivo, este poder que le hemos otorgado a las élites, lo utilizan para
separarnos; en esta modernidad “liquida” abunda la individualidad y el estado
olvida su principal función: Proteger al pueblo. Al ser la incertidumbre la
promotora de nuestra inseguridad, alimentada por el hambre del consumo, los
lazos personales se rompen y buscamos la seguridad en nosotros mismo, dejando
de lado la sociedad en el que nos hemos desarrollado, ¿A caso el hombre esclavo
de las cosas que inventa?.
BIBLIOGRAFIA
• Modernidad
liquida, Zygmunt Bauman, 2003, Fondo de cultura Economica Mexico
•Modernidad liquidad y fragilidad humana, http://www.observacionesfilosoficas.net/zygmuntbauman.html
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