martes, 17 de diciembre de 2013

INTERACCIONISMO SIMBÓLICO


Por: Christian M. Quintero Badiel 
Raíces Históricas.
                                                                      
Para comprender mejor el interaccionismo simbólico, nacido en el siglo xx, vale introducirle al lector las bases filosóficas y el pasado intelectual que influyo en el pensamiento de los principales exponentes del interaccionismo simbólico, Herbert Blumer y George Herbert Mead. Este pasado del interaccionismo simbólico se encuentra en la filosofía del pragmatismo y el conductismo psicológico, aportándole estas las bases necesarias para el desarrollo de la teoría interaccionista simbólica.

Pragmatismo:
El pragmatismo es un enfoque filosófico en la cual se pueden encontrar aspectos que influyeron en el desarrollo de la orientación sociológica de Mead y Blumer. Aspectos de los cuales podemos destacar los siguientes; Primero para los pragmáticos la verdadera realidad no existe fuera del mundo, pues esta se crea activamente a medida que actuamos dentro y hacia el mundo. Segundo también influyo la premisa de que las personas recuerdan y basan su conocimiento del mundo sobre lo que se ha demostrado útil para ellas, y suelen alterar lo que ya no funciona. En tercer lugar la idea en que las personas definen los objetos físicos y sociales con los que tienen relación en el mundo de acuerdo con su utilidad para ellas y por ultimo cabe destacar que para el pragmatismo el deseo del individuo es entender a los actores, entonces debemos basar nuestra comprensión en lo que ellos hacen realmente en el mundo. De lo anterior se puede resumir todo en tres premisas  que identifican los aspectos heredados del pragmatismo al interaccionismo simbólico: (1) el análisis de la interacción entre el actor y el mundo; (2) una concepción del actor y del mundo como procesos dinámicos y no como estructuras estáticas; y (3) la enorme importancia asignada a la capacidad del actor para interpretar el mundo social.

Un filósofo pragmático a destacar en cuanto a su influencia al interaccionismo simbólico fue John Dewey, Dewey no concebía la mente como una cosa o una estructura, si no como un proceso el cual implicaba una serie de fases, las cuales son: La definición de los objetos del mundo social, la determinación de los posibles modos de conducta, la anticipación de las consecuencias de cursos alternativos de acción, la eliminación de posibilidades improbables y por último la elección del modo óptico de acción, algunos sociólogos como David Lewis y Richard Smith afirman que Dewey (junto a Williamn James) influyó más en el desarrollo del interaccionismo simbólico que Mead. 

David Lewis y Richard Smith distinguían dos tipos de pragmatismo: el «realismo filosófico» (asociado a Mead) y el «pragmatismo nominalista» (relacionado con Dewey y James). En su opinión el interaccionismo simbólico, como antes ya lo había mencionado, tomaba más partida de la influencia del enfoque nominalista e incluso era incompatible con el realismo filosófico, ya que la perspectiva nominalista afirmaba que los mecrofenómenos existen, pero no tienen un efecto determinante sobre la conciencia y la conducta de los individuos, en cambio a los realistas sociales lo importante es la sociedad y como constituye y controla los procesos mentales de los individuos. Los actores no son libres, sus cogniciones y conductas están controladas por el conjunto de la comunidad. Con esta distinción queda claro que la obra de Mead no se acomoda al enfoque nominalista que adoptó el interaccionismo simbólico. Destacando así a Herbert Blúmer como el principal representante del interaccionismo simbólico.

Conductismo psicológico:
Mead recibió también influencia del conductismo psicológico, donde  Mead distinguió claramente su conductismo social del conductismo radical de John B. Watson (que fue uno de los alumnos de Mead). Como todos sabemos los conductistas radicales les preocupaba las conductas observables de los individuos, sin tomar en cuenta los procesos mentales que ocurrían entre el estímulo y la respuesta,  pero Mead reconocía esta importancia de la conducta observable, pero también creía que había otros aspectos encubiertos que ignoraban los conductistas radicales.
Bernard Meltzer resumió así la postura de Mead:

Para Mead, la unidad de estudio era «el acto», que comprende tanto aspectos encubiertos como aspectos descubiertos de la acción humana. Dentro del acto, la totalidad de las diferentes categorías de las psicologías ortodoxas tradicionales encuentran su lugar. La atención, la percepción, la imaginación, el razonamiento, la emoción, etcétera, son consideradas como parte del acto... el acto, pues, engloba todos los procesos implicados en la actividad humana. (Meltzer, 1964/1978: 23)

Otra de las diferencias  entre Mead y los conductistas radicales fue en la concepción entre la relación de la conducta humana y la animal. Los conductistas radicales no hallaban diferencia entre estas dos conductas, mientras que Mead  afirmaba que la diferencia residía en que los humanos poseen facultades mentales que les permite utilizar el lenguaje entre el estímulo y la respuesta que determinaban e influían en la respuesta. Aun marcadas estas diferencias Mead reconoció su deuda con el conductismo watsoniano, pero conjuntamente expreso su alejamiento hacia él diciendo que el conductismo que utilizaba era más adecuado que el que empleaba Watson.

Charles Morris, en su introducción a “Mind, Self and Society” destaco varias diferencias entre Mead y Watson. En primer lugar, Mead había calificado de simplista el enfoque de Watson, pues lo señalo de sacar la conducta de su amplio contexto social. En segundo lugar Watson no estuvo dispuesto a extender el conductismo a los procesos mentales, como Mead señalo «La actitud de John B. Watson fue la de la Reina de Alicia en el país de las maravillas:"¡Cortadles la cabeza!"; tales cosas no existían. No existía la imaginación ni la conciencia» (1934/1962: 2-3)

Ya expresadas las características heredadas por el pragmatismo y el conductismo, en especial los representados por las teorías de Dewey y de Mead, cabe destacar que estas  se transmitieron a muchos estudiantes de doctorado de la Universidad de Chicago principalmente durante los años veinte. Estos estudiantes, entre ellos Herbert Blumer, fundaron el interaccionismo simbólico. A continuación profundizare un poco en los autores más importantes del  interaccionismo simbólico.

INTERACCIONISMO SIMBOLICO.
El interaccionismo simbólico nació, como ya antes lo hemos dicho, en los años xx en la Universidad de Chicago, a partir de la influencia del pragmatismo, del conductismo y otras corrientes filosóficas.
El interaccionismo simbólico que surgió en ese entonces  fue una corriente que rompió con lo ya establecido en aquella época, pues luchaba contra el reduccionismo psicológico del conductismo y el determinismo estructural de las teorías de la orientación macrosociologica, tratando de ubicarse en la mitad de estas. Se orientó de un modo distintivo por las capacidades mentales del individuo y su relación con la acción y la interacción, negando rotundamente que el individuo era movido por estados psicológicos internos o por fuerzas macroestructurales, factores que es el foco de la mayoría de las críticas hacia este movimiento.
La teoría más importante del interaccionismos simbólico es la de George Herbert Mead. Esencialmente en esta teoría ponía como prioridad el mundo social. Es decir que la conciencia, la mente, el self, etcétera, emergen del mundo social. La unidad básica de su teoría era el acto, un acto social implica uno o más actores, y el mecanismo básico social es el gesto. Al igual que los humanos los animales pueden mantener una conversación de gestos, pero solo el hombre puede darle significado consiente a los gestos transformándolos en símbolos significantes, estos a su vez dan paso al desarrollo del lenguaje y la capacidad distintiva de los humanos de comunicarse entre sí empleando significados conscientes a estos, haciendo posible también el pensamiento.

Un término a destacar que acuñaron los interaccionistas simbólicos fue el del Self, el cual entendían como la capacidad de verse a sí mismos como un objeto social. Así pues, el Self surge del proceso social, y también fue concebido como la capacidad de las personas de ponerse en el lugar de otros con el fin de actuar como esos otros actúan y verse a sí mismas como las ven los otros. Esta conducta y/o estado llamado el Self Mead ubicaba su génesis en las etapas del juego y deporte de la infancia.

El Self incluye dos fases el “Yo”, los aspectos imprevisibles y creativos del Self, y el “Mi”, el conjunto organizado de actitudes de los demás asumido por el individuo. Mientras el control social se manifiesta en el “Mi”, el “Yo” constituye la fuente de la innovación de la sociedad. Mead en sus ideas carecía de una concepción macro de la sociedad, pues las definía como solo hábitos colectivos, sin mayor determinación en el individuo.

Para terminar algunos interaccionistas simbólicos como Herbert Blumer, Manis y Meltzer o Nicolas Rose, enumeraron los principios básicos de la teoría:

  • A diferencia de los animales inferiores, los seres humanos están dotados de capacidad de pensamiento.

  •  La capacidad de pensamiento está modelada por la interacción social.

  • En la interacción social las personas aprenden los significados y los símbolos que les permiten ejercer su capacidad de pensamiento distintivamente humana.

  • Los significados y los símbolos permiten a las personas actuar e interactuar de una manera distintivamente humana.

  •  Las personas son capaces de modificar o alterar los significados y los símbolos que usan en la acción y la interacción sobre la base de su interpretación de la situación.

  • Las personas son capaces de introducir estas modificaciones y alteraciones debidas, en parte, a su capacidad para interactuar consigo mismas, lo que les permite examinar los posibles cursos de acción, y valorar sus ventajas y desventajas relativas para luego elegir uno.

  • Las pautas entretejidas de acción e interacción constituyen los grupos y las sociedades

BIBLIOGRAFIA. 


  • Charon, Joel M. 1985,  Symbolic interactionism: An introduction, an interpretation, an integration”.  Edit. Prentice-Hall  (Englewood Cliffs, N.J.) Londres.


  • J. David Lewis and Richard L. Smith. American sociology and pragmatism: Mead, chicago sociology, and symbolic interaction. Chicago: University of Chicago Press, 1980

  • Larry T. Reynolds. 1970-1993,  “Interactionism: Exposition and Critique” AltaMira Press; 3rd edition (January 1, 1993).

  • Mead George H.  1934, “Mind, Self and Society” Paperback edition . The University of Chicago Press, Ltd, London.





  • Weinstein Eugene. 1976  “Meanings, Purposes and Structural Resources in Interaction,” Cornell Journal of Social Relations”, Spring l976  

No hay comentarios.:

Publicar un comentario